De amor, de locura y de teatro
“Patti Smith”, de Patricio Abadi. “Encuentros en Constitución”, de Guillaume Vincent.
En los últimos años la escritura del autor, director y actor Patricio Abadi se sumergió en las vidas de figuras reales. Tomó biografías a las que les dio forma de ficción. Lo hizo primero con Frida Kahlo, luego con Hebert Vianna de Os Paralamas y ahora es el turno de Patti Smith, la cantante y escritora estadounidense apodada como “la madrina del punk”.
“Patti Smith” es precisamente el nombre de la obra que interpreta Ivana Zacharsky en El Excéntrico de la 18.
Corre el año 1989. Patti Smith recibe la noticia de la muerte de su compañero de vida, el artista plástico Robert Mapplethorpe. La obra es un homenaje a él, una carta de amor en formato de conferencia. Un collage de toda una época. Un viaje lleno de música, poesía y arte, con una selección de canciones que es un 10.
El fuerte de este espectáculo está en la propuesta performática y en la actuación de Ivana. En un espacio amplio y semivacío, la pared del fondo recibe un mapping de muy buena calidad, diseñado por Demián Ledesma Becerra, que mezcla fotografías hermosas con climas psicodélicos.
El cuerpo y la palabra son un mismo soporte de lenguaje en la exquisita actuación de Ivana. Puede hablar con el cuerpo y generar espacio o movimiento con la voz. Va y viene por el escenario. Se funde entre las imágenes de la pared o avanza hasta la primera línea del público con los ojos iluminados de recuerdos, de amor y de historia.
“Patti Smith” es una obra que se disfruta por la fusión de lenguajes. Las funciones son los sábados a las 22.30.
Esta semana también vi “Encuentros en Constitución” en Ítaca Complejo Teatral. Se trata de una obra de Guillaume Vincent traducida por Laura Pouso.
Tratar la salud mental sobre el escenario no es fácil. Este equipo de artistas lo hace muy bien. Sin solemnidad, con frescura y humor, y sobre todo con mucha empatía. Cecilia Cósero se luce sola en escena con una muy buena actuación y con el acompañamiento preciso y amoroso de Mateo Chiarino en la dirección.
Emilia es una persona con trastorno bipolar. Sentada en un banco de madera, cuenta cómo es su vida. Un recorrido por su cotidianidad, sus relaciones, sus sueños, los tratamientos, los medicamentos y las internaciones.
Una actuación chispeante, llena de frescura, por momentos conmovedora sin golpes bajos y por otros disparatada. Emilia desparrama palabras sin pausa, pasa de un tema a otro, se interrumpe a sí misma, abandona lo que está diciendo para hablar de otra cosa. La fuerza que pone al contar lo que le pasa contrasta con la fragilidad de su situación. Ella entrega su verdad y al hacerlo se sostiene a sí misma, mientras el entorno se va desintegrando lentamente.
Un texto que muestra una realidad y al mismo tiempo instala muchas preguntas. ¿Qué lugar ocupa el amor y el deseo en una persona con un trastorno de este tipo? ¿Cómo se atraviesa una crisis, sea de euforia o depresión? ¿Qué hacen los hermanos, el padre, la madre, la pareja de la persona enferma? Y el interrogante más difícil de responder: ¿qué es la locura? Emilia intenta explicarlo. Lo que queda bien en claro es que hay que hablar de estos temas. El teatro puede hacerlo y esta hermosa obra lo demuestra.
Las funciones son los martes a las 21.