Entre la fábrica y la peluquería
“A la fábrica! (o los trabajos y los días)”, de Sergio Sabater. “Pelomuerta”, de Paula Ransenberg.
Se reestrenó “A la fábrica! (o los trabajos y los días)”, una obra dirigida por Sergio Sabater, que pone el foco en el mundo del trabajo. Tengo muchas cosas positivas para comentar. Voy a modo de punteo:
28 intérpretes en escena. Algo totalmente atípico que, al estar tan bien dirigido por Sabater, logra un fuerte impacto. Hay danza, música y cuerpos expresivos.
La relación entre el espacio y los cuerpos. El escenario es el soporte de un engranaje de humanos desplazándose coreográficamente, a distintas velocidades, dibujando bloques de personas, círculos, líneas, cuadrados. El efecto visual es sorprendente.
Teatro como símbolo y teatro político. La obra critica la estructura laboral, capitalista, la esencia opresora de la industria, la empresa y la fábrica. De fondo y desde lo más profundo de la historia, hay referencias a Foucault y Marx con su vigencia de siempre.
Ante la frialdad y dureza del tema de la obra, la calidez, vitalidad y poder de los artistas. La dramaturgia propone una estructura en torno a los tres turnos del funcionamiento de una fábrica: mañana, tarde y noche. Vemos a operarios sumergidos en sus rutinas, exigidos, presos del sistema. Al mismo tiempo, se filtran las realidades de los actores y las actrices, anécdotas dolorosas sobre el esfuerzo que implica tener un trabajo, sostenerlo, sufrirlo, para poder llegar a fin de mes, estudiar o dedicarse a la actuación. El personaje encarnado y el intérprete, en un ida y vuelta que evidencia la violencia del sistema en el que vivimos.
Conmueve. Un gran trabajo estético, actoral y grupal. Se puede percibir el trabajo, el amor al teatro, las horas de ensayo.
Amé a este grupazo. Andá a verlos y después contame. Las funciones son los domingos, a las 19.30, en Beckett Teatro.
Estuve viendo una función mientras Argentina jugaba el primer tiempo de la semifinal. La sala estaba llena, ¿podés creer? Esta ciudad da para todo.
Ahora, con la Selección asegurada en la final de la Copa América, quiero hablarte de “Pelomuerta”, de Paula Ransenberg. Me encantó. Voy con lo más importante (me gustó el recurso del punteo):
Es un musical. Si no te gusta este género, tenés que ir a verla igual porque es mucho más que un musical.
La historia es desopilante. Es arrolladora la dramaturgia de Paula Ransenberg. Un nivel de delirio narrativo, con escenas muy entretenidas, que se encadenan hacia situaciones cada vez más graciosas. Personajes que por momentos parecen salidos del under de los ‘80, una peluquería como territorio de confesiones, y mucho espacio para la reflexión sobre la belleza, el amor, los mandatos, el deseo, el sexo y el vínculo madre-hija.
Buenísimas actuaciones de Federico Llambí, Iride Mockert, Dolores Ocampo, Andrés Passeri y Laura Silva. La dirección de Ransenberg, inmejorable.
Canciones hermosas con música en vivo. Excelente la creación musical de Facundo Rodriguez Borgia.
Humor desde la primera escena. Y humor negro. La platea no para de reírse. Hacía mucho que no veía a un público así, tan suelto de carcajadas.
Imperdible. Las funciones son los martes, a las 20, en El Galpón de Guevara.